Ministerio pastoral

Este libro se concentra en 3 áreas del ministerio del pastor: Preparación: Al igual que una casa duradera, un ministerio debe descansar sobre un firme fundamento para perdurar. Así que antes de hablar del trabajo del pastor, debemos considerar al pastor mismo-su llamado, carácter y dones. Debemos examinar su andar cotidiano con Dios-su vida de oración, estudio y ayuno. Debemos enfatizar su vida personal-como esposo, padre y amigo. Quiénes somos siempre es más importante que lo que hacemos. Responsabilidades: Todo pastor debe escoger entre tratar de hacerlo todo él solo, y preparar a los creyentes para compartir el ministerio de la iglesia. En este libro dirigimos al pastor a sobresalir en la predicación y en la enseñanza, y a desempeñar los servicios especiales de Santa Cena, bautismo en agua, dedicaciones de bebés, bodas y funerales. Pero también nos concentramos en preparar a los demás. Bendecido es el pastor que entrena a cada miembro del cuerpo para hacer su parte. Así, el pastor no se agota y el cuerpo entero se edifica-cumpliendo con las necesidades de todos. Relaciones: Esta sección es como un examen final. El pastor debe sacar una buena nota en la manera en que se relaciona con los obreros, líderes laicos, voluntarios y diáconos. De otro modo, fracasará en el ministerio. El pastor también debe aprender a relacionarse bien con su trabajo. Muchos que comienzan bien en el ministerio pastoral se salen de la carrera después de unos años. Algunos fracasan porque se interesan demasiado por los demás, y muy poco por sus propias necesidades. Otros desarrollan una raíz de amargura que crece hasta llegar a ser un árbol con fruto mortífero. Y siempre hay los que tropiezan con su propio orgullo o deseos egoístas. En estos capítulos finales un profeta de Dios lo va a dirigir hacia un ministerio largo, fructífero. Así que, ¡ponga atención!